
Huevos, calabacín, cebolla y patata. Pocos platos con tan simple base están tan arraigados en la gastronomía de nuestra tierra como el zarangollo. Tanto como para ser una de las señas de identidad de la cocina murciana.
Este revuelto huertano donde los haya se puede encontrar con facilidad en buena parte de bares y restaurantes de la Región de Murcia como tapa o ración, pero especialmente en la comarca de la Huerta de Murcia.
Mientras que muchas voces creen que este plato está emparentado con la alboronía árabe, su nombre parece proceder del término aragonés “zaranga” que viene a significar, tal y como define la RAE, “fritada parecida al pisto”.
Aunque en algunos lugares se prepara sin patata, esta se empleó muchas veces para sustituir al calabacín. Actualmente se suele servir el zarangollo contando con ambos ingredientes, engordando el plato gracias al tubérculo.
Existen numerosas variedades a lo largo y ancho de nuestra tierra, entendiéndose el término zarangollo como un pisto o revuelto de hortalizas y verduras: en Cieza se sustituye el calabacín por la calabaza, a veces lleva tomate y se le añaden ñoras; en Cartagena incluye una masa de pan que la cubre; o en Monteagudo, que se realiza una especie de pastel que lleva el zarangollo común con capas de embutidos de matanza.
Definitivamente es en la calidad de las verduras de la huertana murciana y en la sencillez de su elaboración donde yace la auténtica revolución del zarangollo. Un plato sencillo como él solo que ha conquistado con su nombre y denominación de origen las cocinas de muchos hogares de España como manido recurso para salir del paso con estilo.
Ingredientes para 4 personas:
4 calabacines
2 patatas grandes
2 cebollas
4 huevos
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Pelamos y cortamos la cebolla en juliana, el calabacín sin pelar lo cortamos en rodajas finas y la patata pelada la cortamos en pequeños dados.
En una sartén echamos un generoso chorrico de aceite y ponemos a sofreír a fuego lento la cebolla, el calabacín y la patata con sal al gusto. Cuando haya pochado bien, vamos añadiendo los huevos uno a uno sin parar de remover. Cuando los huevos hayan cuajado lo tendremos listo para servir.
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