
Ahumados, tápenas, cebollas y olivicas son los principales ingredientes de esta refrescante ensalada de tintes revolucionarios. Un plato que a muchos recordará a la ensalada murciana, pero con un sabor más marinero por cortesía de los diferentes pescados ahumados que recuerdan constantemente al paladar que aquí la mar es la que marca el ritmo.
El nombre de este plato conmemora la revolución cantonal iniciada en Cartagena tras enarbolarse la bandera turca ensangrentada en el Castillo de Galeras el 12 de julio de 1873. La Junta Revolucionaria de Cartagena reclamó que se llevase “a efecto la formación del Cantón Murciano, con la autonomía municipal y Cantonal”. Una revolución que buscaba formar un cantón regional para construir desde abajo una república federal y que acabó perviviendo en el tiempo después de la caída de la propia I República española hasta que, sitiado e intensamente bombardeado, el Cantón de Cartagena fue tomado por las tropas centralistas el 13 de enero de 1874.
Desde Cartagena se intentó expandir el cantonalismo en el verano de 1873 mediante una serie de incursiones por tierra y mar capitaneadas por el murciano Antonete Gálvez y el pisano Juan Contreras. Por ello no es de extrañar que este intenso y salado plato haya querido rememorar y dar sabor a uno de los episodios históricos más ilustres y románticos de la ciudad portuaria de Cartagena. Un plato veraniego que combina con total maestría lo mejor del mar con un intenso toquecico huertano, tan decisivo en el resultado como el que aportó el León de Torreagüera al Cantón en Cartagena.
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