
De cuantos postres abundan en nuestra tierra durante la festividad de Todos los Santos, el arrope y calabazate es sin duda uno de los más representativos. Pocos postres saben aportar un dulzor tan característico a un plato sin la necesidad de llevar azúcar añadido.
El arrope se elabora a partir de la cocción de higos secos, y permitía a las familias murcianas contar con un buen aporte calórico y endulzante durante los meses más fríos del Sureste peninsular. Es por ello que era común añadirle a este arrope variadas frutas y hortalizas como melón o diferentes tipos de calabaza.
Por tanto, este postre consiste en la combinación del arrope con lo que es en sí el calabazate, una mezcla de melón, membrillos y boniato. Para la elaboración de este suculento postre es necesario la presencia de cal, ya que permite hervir las frutas y verduras sin que estas se deshagan.
Tal y como recoge Antonio Botías en uno de sus artículos sobre las tradiciones de estas fechas, ya en 1865 el diario “La Paz de Murcia” anunciaba la venta de “arrope de Beniganí” en un establecimiento de la actual Plaza de las Flores de Murcia. En la localidad valenciana de Benigánim, así como en la comarca del Valle de Albaida, el postre se llama hoy en día “arrop i tallaetes” y los tallaetes o rodajas de frutas también pueden ser ciruelas, melocotones o sandía. Además, el arrope se hace con mosto de uva en lugar de con higos secos.
Si todavía no has probado este exquisito dulce que obtiene de los higos todo su dulzor, no dudes en pasarte por los puestos que abarrotan la plaza de San Pedro de Murcia al finalizar octubre para probarlo y comprar otros manjares de estas fechas como pan de higo, leche frita o huesos de santo.
Preparación:
Comenzamos por el arrope. Cogemos los higos, los limpiamos bien, los partimos en mitades y los ponemos a remojo de un día para otro. Al día siguiente los ponemos en agua limpia a hervir con el azúcar, guardando antes el agua en que estuvieron a remojo para más tarde. Cuando empiecen a hervir pasadas dos o tres horas los trituramos y les vamos añadiendo poquico a poco el agua del remojo que apartamos anteriormente hasta que tenga una consistencia bien líquida. Colamos el caldo y volvemos a poner a hervir para que reduzca hasta que quede bien espeso.
Para el calabazate pelamos y cortamos en trozos rectangulares la calabaza y la metemos en una olla. A continuación debemos poner en otra olla nueve litros de agua con la cal hasta que esta se pose completamente en el fondo. Entonces poco a poco vamos moviendo agua de la olla de la cal a la de la calabaza con un cazo con mucho cuidado de no remover la cal del fondo ni tocar el agua con las manos directamente. Dejamos la calabaza a remojo unas seis horas, entonces la secamos y lavamos para acabar añadiéndola al arrope cuando lo tengamos hirviendo. Dejamos cocinar todo junto hasta que la calabaza esté bien tierna, entonces apagamos el fuego, dejamos enfriar y listo para comer.
Dejar una contestacion