Juan Palarea y Blanes. El médico murciano que hizo de la guerrilla un arte

Mapa topográfico de la ciudad de Murcia de principios del siglo XIX

Los últimos coletazos del Antiguo Régimen a principios del siglo XIX en España no pudieron darse de forma más convulsa. Ante la ausencia de un gobierno español central y la incesante lucha contra el francés tras los levantamientos del 2 de mayo de 1808, se produjo la disgregación de la soberanía nacional con la formación de juntas locales y provinciales. Tras las abdicaciones de Bayona de los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII en favor de Napoleón y la cesión de estos derechos a su hermano José Bonaparte, en numerosas poblaciones de la Península Ibérica proliferaron levantamientos en armas contra las tropas napoleónicas.

Mapa de la evolución bélica de la Guerra de Independencia de España. Fuente

Entre estas se encontraría Villaluenga de la Sagra, localidad toledana en la que se formó una guerrilla integrada por catorce hombres que ocuparon el vecino castillo del Águila. Estos pequeños grupos de gran movilidad buscaban la retirada del enemigo con tácticas basadas en la sorpresa, la improvisación y el desgaste, ya que en la guerra abierta era menos probable la victoria ante la superioridad numérica de los ejércitos de Napoleón.

Este grupo armado formado en la comarca de La Sagra estaba dirigido por un murciano apodado “el Médico” que alcanzaría gran fama en su tiempo, pero ¿cuál era la auténtica identidad de este guerrillero? Mientras que en palabras de Lord Blaney “su valor personal es tan grande que su solo nombre inspira temor”, para el Conde de Belliard era “un buen general y un hombre muy humano”. Estos generales militares no hablan de otra persona sino del célebre guerrillero comúnmente conocido como “el Médico”, es decir, Juan Palarea y Blanes.

Este guerrillero nació en el barrio de San Andrés de Murcia en el seno de una familia acomodada de comerciantes y productores de seda el 27 de diciembre de 1780. Allí comenzaría a formarse como religioso con los franciscanos y en el Seminario Teológico de San Fulgencio, hasta que finalmente decidiera estudiar Medicina en la Universidad de Zaragoza. Tras licenciarse en la capital aragonesa en 1807 se trasladó a Madrid, y por mediación de Fernando VII no tardó en ejercer de médico en el pueblo toledano de Villaluenga de la Sagra.

Pese a la retirada de José I Bonaparte de Madrid tras la derrota en Bailén el 19 de julio de 1808, Napoleón consiguió avanzar hasta Madrid a finales de ese mismo año. En los primeros días de diciembre Palarea participó en la defensa de la ciudad, concretamente en el parque del Buen Retiro, hasta su rendición. Tras organizar a sus efectivos en la comarca de La Sagra, Palarea comenzó a entrar en acción en el verano de 1809. Lograron vencer en una escaramuza a una veintena de franceses junto al río Guadarrama el 7 de julio, y el 8 de septiembre interceptó unas cartas de Napoleón dirigidas a sus mariscales, ascendiendo a comandante de partida por esta última acción.

“El Médico” y su guerrilla emboscaban a los franceses, capturaban convoyes con pequeñas escaramuzas, entorpecían las comunicaciones para interceptar correos entre Napoleón y José I, liberaban a prisioneros e incluso se paseaban por la misma capital de España a sus anchas. Los franceses no estaban preparados para este tipo de enfrentamientos de pequeña escala, y menos cuando tenían un conocimiento inferior del terreno.

Juan Palarea, el Médico (Anónimo, Museo Nacional del Romanticismo). Fuente

Al unírsele en 1810 los hombres del guerrillero Casimiro Moraleja, su partida contaba con más de 200 jinetes, llegando a enfrentarse a la mismísima Guardia Real de José I en la Casa de Campo de Madrid el 12 de julio. Sería en este año cuando Palarea se hiciera con un convoy de trigo en Yuncler, refugiándose los franceses que lo custodiaban en una ermita cercana. Para conseguir que saliesen de allí, “el Médico” usó una suerte de gas lacrimógeno a base de azufre, fuego, pimiento y pimentón, resultando 117 franceses muertos tras convertirse en blanco fácil para los hombres de Palarea. Gracias a esta acción ascendió a coronel y obtuvo la Cruz de la Orden de San Fernando.

Entre 1811 y 1813 los grupos de guerrilleros se estructuraron y comenzaron a interactuar de un modo más compenetrado con el ejército español e inglés. Tal fue el caso de “el Médico”, el cual disponía en su milicia de más de 600 jinetes. Estos eran conocidos como los Escuadrones Franco Numantinos y, pese a colaborar con el ejército, se seguía viendo en ellos el espíritu guerrillero en gritos de guerra como“¡Son muchos, salvarnos! ¡son poca gente, acometemos!”.

El periódico “El Conciso” recogía en abril de 1811 que Palarea y los suyos mataron a 39 de 40 franceses en Añover de Tajo, dejando a uno con vida para que comunicase el suceso a sus superiores. A finales de ese año se incorporaron a sus tropas otros guerrilleros como Francisco López o Narciso Morales, amén de un nutrido grupo de infantería que recibió el nombre de Batallón de Cazadores Numantinos. A pesar de que en 1811 Juan Palarea ganó decenas de enfrentamientos y fue ascendido a teniente coronel y comandante de húsares, fue derrotado en batallas como Tembleque y Sonseca.

Con la expulsión de los franceses de Portugal en 1812 gracias al ejército inglés dirigido por el duque de Wellington, Juan Palarea y Blanes colaboró con el ejército en batallas trascendentales como la de los Arapiles el 22 de julio de 1812, logrando entorpecer las comunicaciones del francés Marmont. Por esta acción sería nombrado gobernador de Toledo, así como honrado al serle entregado por el Duque de Wellington en nombre del rey inglés Jorge III un sableen prueba de admiración, por su valor y constancia”. El 12 de agosto de 1812 “el Médico” entraría en Madrid por la puerta de San Vicente proclamando al día siguiente la Constitución en la Plaza Mayor junto al duque de Wellington y “el Empecinado”.

Tiempo después fue nombrado jefe del Regimiento de Húsares Numantinos del 4º Ejército en la División de Navarra, y en el verano de 1813 colaboró en la victoria aliada en la batalla de Sorauren antes de la retirada definitiva del ejército francés. Al finalizar la guerra, sus hombres se integraron en el Regimiento Dragones de Pavía, mientras que él fue ascendido a brigadier en 1814 llegando a dirigir el Regimiento de Húsares de Iberia.

El barrio murciano de San Andrés a finales del siglo XIX. Fuente

Tras finalizar la Guerra de Independencia, Juan Palarea se casó en 1815 con María del Soto Díaz, y en 1819 Fernando VII quiso destinarle a sofocar los levantamientos liberales en Andalucía, pero “el Médico” supo como evadirlo para no tener que enfrentarse a sus correligionarios. Con la sublevación del coronel Rafael Riego, Juan Palarea se une al grupo parlamentario de los liberales exaltados y es elegido diputado por Murcia para las Cortes en 1820. Ante la intentona de la restauración del absolutismo, “el Médico” se enfrentó y venció a la Guardia Real en la Plaza Mayor de Madrid. Sería en esta época cuando Palarea fuera nombrado gobernador militar de Santoña.

Con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis dirigidos por el Duque de Angulema en 1823 con la intención de restaurar el absolutismo de Fernando VII en España, Palarea trató de impedir su entrada en Asturias siendo gobernador militar de Salamanca. Tras ser derrotado en varias ocasiones en León y Galicia, fue hecho prisionero en la localidad zamorana de Gallegos del Campo. Logró escapar de Francia y llegar hasta Inglaterra, lugar donde participó en una comisión dirigida por José María Torrijos para reinstaurar el liberalismo en España. Aunque en 1830 desembarcaría con él en Gibraltar, Palarea volvería a Francia para dirigirse a Argel y no acompañaría a Torrijos en el pronunciamiento que le costaría a este la vida en costas malagueñas.

D.n Juan Palarea El Médico. Coronel de los Reales Exércitos (Mariano Brandi). Fuente

Juan Palarea no volvería a España hasta la muerte de Fernando VII en 1833. Ante la minoría de edad de la princesa Isabel, su madre María Cristina sería la reina regente. Esta ofreció amnistía a los liberales exiliados para buscar apoyos contra los carlistas. Así “el Médico” volvió a España por Alicante, fue elegido diputado en las Cortes, rehabilitado como teniente y su hijo Juan fue nombrado alférez de la Guardia Real.

En 1834 ascendió a capitán general de Valencia y Murcia y fue nombrado jefe de las fuerzas de Aragón en la Primera Guerra Carlista para luchar contra el temido carlista Cabrera, al cual vence en Cerro Tejeras y en Chiva en 1836. Estas victorias harán que Palarea sea ascendido a mariscal de campo, condecorado con la Gran Cruz Laureada de San Fernando y nombrado capitán general de los reinos de Jaén, Granada y sus costas. Desempeñando este último cargo deberá emplear una crueldad en batalla desconocida en su faceta de guerrillero, reprimiendo con dureza los levantamientos carlistas de las serranías y los disturbios en la ciudad de Málaga. Por este motivo Palarea será relevado del cargo y ocupará el cargo de senador en Madrid.

Con el exilio de María Cristina y la regencia del general Baldomero Espartero en 1840, triunfan los progresistas. Sin embargo, en 1841 el general Diego de León dirige un golpe de estado apoyado por Juan Palarea y su hijo para reponer a María Cristina que acabaría fracasando. Por este motivo “el Médico” será encarcelado en la prisión de San Julián de Cartagena, muriendo en ella aún bajo arresto en marzo de 1842. Poco se sabe de la causa de su muerte, mientras que algunas voces señalan que fue envenenado, otras dicen que murió de forma súbita. El famoso guerrillero fue enterrado en Cartagena y posteriormente trasladado al cementerio de San Andrés de Murcia.

Pese a su funesto final, Juan Palarea y Blanes gozó de gran fama como patriota al servicio de la independencia, siendo inmortalizado en numerosos retratos, cuadros e incluso cerámicas de uso diario como las que se conservan  el Museo del Romanticismo de Madrid. Mientras que en el Museo del Ejército de Toledo se conserva un retrato suyo y el sable que le otorgó el Duque de Wellington, la ciudad que le vio nacer sigue sin homenajear ni reconocer dignamente el papel de su guerrillero más ilustre en la Guerra de Independencia. Murcia aún tiene una deuda por saldar con el médico de San Andrés que hizo de la guerra chica un arte en su lucha por la libertad.

Mapa topográfico de la ciudad de Murcia de principios del siglo XIX. Fuente

Bibliografía|

DE LOS REYES, A.: De San Fulgencio a Paco Rabal: 33 biografías murcianas, Murcia: Comunidad Autónoma. Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, 2005.

DIEZ Y LOZANO, B.: La ciudad de Murcia en la Guerra de Independencia, Murcia: Imprenta Lourdes, 1927.

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RODRÍGUEZ-SOLÍS, E.: Los guerrilleros de 1808: Historia popular de la Guerra de la Independencia, Madrid: 1887.

SANCHO-MIÑANO SERVET, L.: El General D. Juan Palarea Blanes, Oviedo: Museo del Niño, 1992.

TORRES FONTES, J.: “El General Palarea. Un médico murciano en la Guerra de Independencia”, Anales de la Universidad de Murcia, Nº 7. Murcia: Universidad de Murcia, 1949. pp. 415-470.

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